El director general de la OIT, Guy Ryder, hizo un hueco en su atareada agenda para compartir con nosotros su visión de las continuas asociaciones entre la OIT y el movimiento cooperativo que culmina en el Congreso. Hizo además un llamamiento para una sólida colaboración en 2022, empezando por la 110.a Conferencia Internacional del Trabajo, donde las cooperativas y la economía de la solidaridad social desempeñarán un papel determinante, lo que indica un reconocimiento global de su valor dentro del mundo laboral.
El primer director general de la OIT, Albert Thomas, formó parte del movimiento cooperativo en Francia. La OIT es, además, la única organización de la ONU con un mandato explícito sobre cooperativas. ¿Por qué es importante la relación entre la ACI y la OIT?
Existen sólidos vínculos históricos entre la OIT y el movimiento cooperativo mundial. Las cooperativas son un socio importante de la OIT a la hora de lograr una agenda laboral humana y digna, “centrada en el ser humano” para un futuro laboral justo, seguro e inclusivo. El primer director de la OIT, Albert Thomas, provenía del propio movimiento cooperativo. Reconociendo la importancia de las cooperativas, estableció un servicio de cooperativas en la OIT en 1920. Además de los cooperativistas que ya se mencionan en el artículo 12 de la constitución de la OIT.
En representación de las cooperativas de todo el mundo, la Alianza Cooperativa Internacional mantiene un estatus consultivo general en la OIT. Las cooperativas ofrecen un modelo resiliente, democrático y sostenible de hacer negocios en todos los sectores de la economía. La Recomendación n.º 193 de la OIT sobre la promoción de las cooperativas, adoptada en 2002 con el apoyo del movimiento cooperativo internacional, proporciona una base muy sólida para las políticas nacionales sobre cooperativas.
Mantenemos una firme asociación y colaboración con el movimiento cooperativo, basada en una amplia gama de factores de colaboración en torno a políticas, investigación, iniciativas de desarrollo de capacidades, y proyectos de cooperación para el desarrollo en países y regiones de todo el mundo. Nuestro memorando de acuerdo firmado en junio de 2019 demuestra el compromiso de ambas organizaciones para trabajar hacia una agenda centrada en el ser humano para el futuro del trabajo, con el compromiso total del movimiento cooperativo en los próximos años.
El año pasado, la Unidad de Cooperativas de la OIT celebró su centenario. ¿Cómo pueden las cooperativas apoyar la agenda de la OIT en torno al futuro del trabajo?
Hay importantes fuerzas que transforman el mundo del trabajo, desde la actual pandemia global de la COVID-19, pasando por la evolución de la tecnología y el impacto del cambio climático hasta el carácter cambiante de los datos demográficos, la producción y el empleo.
Las cooperativas y la economía social y de solidaridad en su sentido más amplio están emergiendo con respuestas viables y sostenibles ante estos cambios, desde cooperativas de energía renovable y de plataformas a la asistencia social y la movilidad laboral. Las cooperativas tienen en estos momentos una oportunidad excepcional de causar impacto, dada la creciente búsqueda global de nuevas formas de negocio y modelos de crecimiento.
Por lo tanto, son una parte integral de las soluciones que prevemos para enfrentarnos a los enormes desafíos de construir un futuro del trabajo centrado en el ser humano, más justo y ecológico, y que sirva tanto a las personas como para el planeta en su conjunto. Si nos comprometemos realmente con la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de la ONU, las cooperativas deben seguir siendo los actores cruciales que siempre han sido.
Espero la participación activa del movimiento cooperativo en la 110.ª Sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo en 2022, donde se celebrará un debate general sobre la economía social y la solidaridad para un futuro laboral centrado en el ser humano. Las cooperativas y las mutualidades son los principales pilares de la economía social y la solidaridad, ya que no solo operan en sectores tradicionales, sino que también están surgiendo en nuevos sectores y abordando nuevos retos. Son las organizaciones mejor establecidas en la mayoría de los países del mundo con diversidad sectorial, en general gracias a una legislación específica e instituciones de apoyo.
En la OIT, también aspiramos a colaborar con la ACI y otros miembros del Comité para el Avance y la Promoción de las Cooperativas, con el objeto de poner en marcha las directrices internacionales sobre estadísticas de las cooperativas que se adoptaron en la 20.ª Conferencia Internacional de Estadísticas Laborales en 2018.
La COVID-19 está afectando al mundo laboral en todas las regiones. ¿Cómo pueden los valores y principios cooperativos ejercer un impacto positivo apreciable en los esfuerzos de la OIT por reconstruir una economía y una sociedad justas para todos?
La Conferencia Internacional del Trabajo de 2021 realizó un llamamiento a la acción mundial que señala las medidas para generar una recuperación centrada en el ser humano a partir de la pandemia y evitar perjuicios económicos y sociales a largo plazo. Ese llamamiento a la acción pide a los países garantizar que su recuperación económica y social de la crisis sea “plenamente inclusiva, sostenible y resiliente”, a través de dos conjuntos de acciones acordadas. El primero son las medidas que deben tomar los gobiernos nacionales, los empleadores y los “socios sociales” sindicales para lograr una recuperación plena en el trabajo que fortalezca sustancialmente a los trabajadores y a la protección social, a la vez que respalde a las empresas sostenibles. Un segundo conjunto de acciones abarca la cooperación internacional y el papel de las instituciones multilaterales, incluida la OIT, con el objetivo de aumentar el nivel y la coherencia de su respaldo a las estrategias nacionales de recuperación de la pandemia “centradas en el ser humano”.
La creación de una recuperación inclusiva, sostenible y resiliente debe ser la máxima prioridad de las políticas públicas. Esta resolución proporciona una forma clara y completa de avanzar en acciones concretas que permitan a los países realizar la aspiración moral y política de que nadie quede excluido. La efectividad y la resiliencia de la recuperación de la COVID-19 dependerán en gran medida de lo amplia y socialmente inclusivas que sean esas políticas. A menos que abordemos concretamente las desigualdades que se han intensificado durante esta crisis, existe un riesgo muy real de que las consecuencias económicas y sociales causen perjuicios a largo plazo, especialmente en los grupos que han resultado afectados de forma desproporcionada, como los jóvenes y las mujeres, y las empresas pequeñas y microempresas que proporcionan la mayor parte del empleo en todo el mundo.
Este llamamiento a la acción global destaca la importancia de los valores de cooperación y solidaridad, haciendo referencia específica a la economía social y solidaria, donde las cooperativas son los actores más destacados. Desde el punto de vista histórico, los valores del mutualismo, la autoayuda y la solidaridad han despertado gran interés en los momentos de crisis. En torno a la pandemia, las cooperativas y otras instituciones de economía social y solidaria han dado un paso adelante en apoyo de sus miembros y comunidades.
Durante la respuesta de emergencia a las crisis provocada por la pandemia de la COVID-19, responsables políticos de todo el mundo han reconocido el papel que desempeñan las cooperativas y las organizaciones de economía social y solidaria en su sentido más amplio como actores y asociados a nivel de toda la sociedad. Yendo más allá de la pandemia, es importante que las cooperativas sean reconocidas como actores económicos que deben beneficiarse de los paquetes de estímulo financiero. Además, deben ser consideradas como socios claves a largo plazo para construir comunidades más resilientes y fortalecer las economías locales. El movimiento cooperativo puede contribuir de forma importante a la realización de los compromisos asumidos en el llamamiento a la acción global en colaboración con gobiernos nacionales, organizaciones de empleadores y de trabajadores.
Las plataformas digitales han surgido como una nueva tendencia en el mundo del trabajo. Las cooperativas de plataformas, como empresas pertenecientes a sus miembros, siguen principios democráticos en la propiedad y el control de las plataformas digitales, garantizando así los derechos de los trabajadores de la plataforma. ¿Cómo pueden aplicarse los valores y principios cooperativos en la economía digital y cuál es el papel que la ACI podría desempeñar?
La actual economía de plataformas está transformando la organización del trabajo. La edición de 2021 del informe sobre el empleo mundial y las perspectivas sociales de la OIT con respecto a “El papel de las plataformas de trabajo digital en la transformación del mundo laboral” analiza el impacto de las plataformas de trabajo digital en las empresas, los trabajadores y la sociedad en su conjunto. El informe ofrece una imagen completa de la experiencia de los trabajadores y las empresas con las plataformas en línea basadas en la web y en la sede laboral.
Las cooperativas se encuentran entre las nuevas estrategias que están implementando los trabajadores autónomos para reafirmar sus derechos a un trabajo digno y a una parte justa de los beneficios económicos en las redes de valor de la economía de plataforma emergente. En la OIT seguimos de cerca estas prácticas de organización y modelos de negocio emergentes en la economía digital. Un informe reciente de la OIT sobre “El trabajo en la plataforma en busca de valor: un estudio de las prácticas de organización de los trabajadores y los modelos de negocio en la economía digital” se centra en las experiencias de los trabajadores en los sectores de trabajo bajo demanda, crowdsourcing y comercio electrónico.
El movimiento cooperativo puede desempeñar un papel clave para informar a los trabajadores en la economía de la plataforma sobre sus opciones y proporcionarles las herramientas para utilizar el modelo cooperativo, por ejemplo, mediante asociaciones con constituyentes de la OIT para hacer avanzar las cooperativas como una opción viable para los trabajadores en la economía de la plataforma.
En el Congreso, los asistentes discutirán formas en las que podemos examinar, fortalecer, vivir y hablar al mundo sobre nuestra identidad cooperativa, y esperamos que ello suscite más debates significativos en el futuro. ¿Qué prevé como resultado del Congreso para fortalecer aún más el papel de las cooperativas como actores sociales y económicos?
Espero que, como resultado de nuestras conversaciones en el próximo Congreso Cooperativo Mundial, podamos profundizar y ampliar la identidad cooperativa examinando sus valores, fortaleciendo sus acciones, comprometiéndonos con sus principios y evaluando sus logros. Imagino que el movimiento cooperativo saldrá de este Congreso con un sentido de propósito renovado en relación con su papel para abordar los múltiples desafíos a los que se enfrenta el mundo en la actualidad. También tendrá un mayor sentido de dirección en sus colaboraciones con el otro mundo de actores laborales y las organizaciones de economía social y solidaria más amplias.
¿Cuál es su mensaje para los delegados del Congreso?
Estoy seguro de que saldrán más fortalecidos de estas deliberaciones, con un agudo sentido de propósito y dirección para el movimiento cooperativo en los próximos años. Espero con ilusión nuestra colaboración en 2022, cuando celebraremos el 20.o aniversario de la adopción de la Recomendación 193 de la OIT sobre la promoción de cooperativas y el 10.o aniversario del Año Internacional de las Cooperativas, además del primer debate general sobre la economía social y solidaria en la 110.a Conferencia Internacional del Trabajo. No tengo ninguna duda de que la sólida asociación entre la OIT y la ACI seguirá prosperando en las próximas décadas.