Martin Lowery gives a speech at the WCC launch.

¿Qué significa la identidad cooperativa y cuál es su importancia a día de hoy? Hablamos con Martin Lowery, presidente del Comité de Identidad de la ACI, sobre la adopción de la identidad y valores cooperativos y cómo pueden ayudarnos a afrontar algunos de los grandes problemas de nuestra época. El Sr. Lowery lleva más de 30 años formando parte del movimiento y es presidente del Banco Nacional Cooperativo (NCB) y vicepresidente ejecutivo emérito de la Asociación Nacional de Cooperativas Rurales Eléctricas (NRECA).

Lleva usted mucho tiempo en el movimiento cooperativo. ¿Qué es para usted la identidad cooperativa?

Al igual que los seres humanos, las empresas cooperativas tienen también una identidad propia. Las cooperativas están dirigidas por personas o por miembros, y cada miembro es su propietario. Esto nos permite marcar la diferencia en cuanto a la dirección del negocio o los servicios que ofrezca. Porque se trata de un modelo de propiedad y está centrado en las personas.


¿Crees que la identidad cooperativa puede ayudarnos a resolver algunos de los grandes problemas globales, como la pandemia actual?

Creo que hay ciertos aspectos de la pandemia que hacen que sea mucho más importante tener en cuenta el enfoque cooperativo. Si uno se fija en los valores de la Declaración de Identidad Cooperativa, en concreto los que se refieren a la autoayuda y la autorresponsabilidad, se da cuenta de que se desprende un punto clave de esta terrible situación global: que todos estamos a favor del autocuidado y la autorresponsabilidad, no solo por lo que respecta a nosotros mismos, sino también a las soluciones, como las normas sociales que son tan necesarias para minimizar la transmisión del virus. Los valores cooperativos encajan muy bien aquí: autoayuda, autorresponsabilidad, democracia e igualdad, equidad y solidaridad. Pensemos en ellos para afrontar y superar la crisis, y también cuando imaginemos cómo será el mundo post-pandemia. Especialmente con unas plataformas digitales que son tan decisivas para comunicarnos entre nosotros.


¿Por qué son tan importantes los valores cooperativos?

Son exclusivos de las cooperativas. Cuando añadimos los valores éticos de honestidad, apertura, cuidado de los demás y responsabilidad social, encontramos valores que puede y debe compartir cualquier persona del planeta, pero los valores cooperativos en sí mismos son exclusivos de la empresa cooperativa, y definen nuestro sistema operativo. Los valores impulsan literalmente los principios que nos guían en cuanto a gobernanza, gestión, participación de miembros y compromiso con la cooperativa.


¿Qué pueden hacer las cooperativas para promover sus valores entre sus miembros?

El quinto valor cooperativo es el de educación, formación e información. Este valor debe aplicarse en cada cooperativa de forma individual. En mi opinión, las cooperativas lo hacen extraordinariamente bien. Una de las mayores virtudes de las cooperativas es la importancia que se da a la formación continua y la divulgación clara de información. Yo diría que también es el caso de la ACI.

Además, el quinto principio combinado con el sexto (cooperación entre cooperativas) ocupa un lugar destacado en la agenda de la ACI. Si observamos la red mundial de cooperativas, podemos apreciarlo a día de hoy con la pandemia: vemos cooperativas de todo el mundo compartiendo grandes cantidad de información, lo que conlleva que sus integrantes estén mejor informados y que, con suerte, se impliquen de verdad para afrontar la pandemia como un organismo mundial.

El séptimo principio, sentimiento de comunidad, es nuestra razón de ser. Tiene que ver con la calidad de vida en la comunidad local. Por eso buscamos una economía inclusiva, que dé cabida a todos los miembros de una comunidad, sin importar su raza, sexo, etc. En este aspecto, las cooperativas pueden brillar. Hay una expresión que habla de pensar a nivel local y actuar a nivel global. También se le puede dar la vuelta: pensar a nivel global y actuar a nivel local. Con el cambio climático, por ejemplo, esto es justamente lo que persigue la acción climática: pensamos en las consecuencias mundiales de las emisiones de CO2 y de gases de efecto invernadero, pero debemos actuar a nivel local para conseguir reducirlas. Así, con el cambio climático estamos usando un pensamiento global. La actividad debe hacerse a nivel local, que es donde las distintas cooperativas asumen la responsabilidad de la acción climática. La política climática es un pensamiento global, pero la acción climática es una actuación local.


¿Qué relevancia tiene la ACI para el movimiento cooperativo global?

Ante todo, la ACI es un lugar virtual. Es nuestra forma de converger como cooperativas, compartir información e ideas, inspirarnos y obtener esa dosis de energía que necesitamos para seguir haciendo lo correcto por la sociedad. No es tanto una sede ubicada en Bruselas, Bélgica. Es más la confluencia del movimiento cooperativo global. En este sentido, es una parte de una red internacional, su centro, pero sin ser necesariamente una entidad con control o autoridad directa sobre otras cooperativas regionales, sectoriales o locales.


¿Cómo ha evolucionado la ACI a lo largo de los años para cubrir las necesidades de los movimientos cooperativos?

Tuve el honor de entablar amistad con el difunto profesor Ian MacPherson, de la Universidad de Victoria. Él contribuyó enormemente a ultimar la Declaración de Identidad Cooperativa, centrándose en la idea de que los valores definen los principios. Aprendí mucho de él, en concreto de su opinión de que los principios son cambiantes. Los valores, por el contrario, son más eternos o perpetuos, pero los principios pueden y deben cambiar. Así, vemos que en los 25 años transcurridos desde la codificación de los principios y valores solo hemos añadido el séptimo principio, y eso fue en el momento en que todos los principios confluyeron. Desde entonces nos hemos planteado añadir un octavo principio, o modificar los otros siete. Debemos adoptar esta idea, tal y como habría querido el profesor MacPherson. Conforme evoluciona el movimiento cooperativo, aparecerán nuevos problemas e ideas que deberemos abordar.

Hay un debate continuo en torno a la creación de un octavo principio que trate sobre sostenibilidad y medioambiente o, por otra parte, sobre diversidad, equidad e inclusión. Estos debates continuarán, y yo soy de la opinión de que, cuando participemos en ellos, debemos reconocer que los principios no son inquebrantables, que pueden modificarse.


¿Qué debe hacerse para preparar el futuro del movimiento cooperativo?

Antes de que la ACI crease el Comité de Identidad Cooperativa, existía un Comité de Principios que emitía notas orientativas sobre los principios cooperativos. Yo propondría que cada líder cooperativista, ya sea miembro del Consejo de Administración, director o empleado, eche un vistazo a esas notas y se pregunte si reflejan plenamente el mundo que conocemos hoy día. Creo que la respuesta será “no exactamente”. También debemos buscar nuevos lenguajes que representen mejor el movimiento cooperativo y los cambios que estamos presenciando. Se está observando un crecimiento considerable en las cooperativas de trabajo. Este tipo de cooperativas no son de una sola tipología. En algunos casos están conectadas con sindicatos y, en otros, son plataformas cooperativas que pertenecen a artesanos o grupos profesionales, como abogados. Por tanto, estos nuevos fenómenos nos dan un motivo para empezar a pensar en los principios como directrices vivas. Y aceptar que solo triunfaremos si el debate se produce al nivel de la cooperativa, para garantizar que se entienden y encarnan los valores y principios cooperativos. Muchas cooperativas de todo el mundo están prestando más atención a los valores que a los principios, así que hace falta una dinámica interesante. Muchas cooperativas hablan abiertamente sobre los sistemas de valores que defienden, y tal vez no se hayan parado a pensar en cómo pueden los principios guiar su pensamiento empresarial o definir el tipo de organización que ofrecen a sus socios.


¿Cómo ha sido su experiencia con los cooperativistas que ha conocido por el mundo?

Mi experiencia es que las personas que se sienten atraídas por la empresa cooperativa tienen algo único, algo que no se manifiesta de una forma evidente, pero se aprecia en la sutileza de las relaciones. Hay una voluntad de colaborar, un espíritu de bondad, de cuidar a los demás, tal y como muestra uno de los valores éticos. Y esto lo he visto en todo el mundo. Dondequiera que vaya, al trabajar con cooperativistas, hay algo común, una humanidad común, la idea de pertenencia y de cuidado de los demás que no siempre se ve en la sociedad.


¿Podría compartir algunos de los principales logros de la ACI durante las últimas décadas?

Por lo que respecta a la identidad cooperativa, creo que su mayor logro es el hecho de que exista la declaración. Y esto lo consiguió la ACI: sin la ACI, no tendríamos la Declaración de Identidad Cooperativa, porque no habría ninguna entidad global que pudiera promulgarla. Así que, en mi opinión, ese es probablemente el logro más importante. También me fascina la resolución sobre paz positiva que aprobó la Asamblea General en Kigali, Ruanda, en noviembre de 2019. Toda la historia de la ACI ha estado ligada a la paz y armonía en el mundo. Tal vez suene como una declaración muy idealista, hasta que uno empieza a fijarse en ejemplos concretos en Colombia, Nepal y otros lugares del mundo donde las cooperativas han contribuido no solo a la resolución de conflictos, sino a lo que llamamos paz positiva, es decir, la ausencia de violencia estructural, la falta de impedimentos estructurales para la mejora de la calidad de vida de la comunidad. Creo que esta resolución influirá mucho en las acciones cooperativas en los próximos años, porque estamos observando un importante aumento de situaciones de conflicto en todo el mundo. La ACI atravesó con éxito la Primera y la Segunda Guerra Mundial, así como la Guerra Fría. Ahora está estudiando otros problemas persistentes, como algunos disturbios en el mundo, y tiene un papel definitivo que empeñar: el de aportar ese espíritu de paz positiva en las comunidades, por el bien de la humanidad.


¿Por qué deben las cooperativas formar parte de la ACI?

Si, ante todo, entendemos que la ACI es una red global y una fuente de materiales educativos, de formación e información, uno de los motivos sería evitar la duplicidad, poder compartir por todo el mundo materiales basados en los principios y valores comunes. Pero yendo más allá, tenemos mucho que aprender los unos de los otros. Debemos seguir prestando atención al mundo y no solo a las cooperativas particulares de nuestro país o región, porque la idea de que el planeta está interconectado no va a desaparecer aunque las políticas contemporáneas puedan tender al aislamiento. Históricamente, han sido las propias cooperativas las que han ido más allá de sus fronteras. Prestamos más apoyo a los miembros a quienes servimos, y creamos un sentimiento de propósito global, en contraposición a un simple propósito individual. Y este es motivo suficiente para apoyar a la ACI en el futuro. Si no apoyas a la ACI, probablemente tampoco apoyas al organismo federativo de tu país o región, así como a las organizaciones sectoriales. En última instancia, esto hace que tu cooperativa esté muy aislada. Y esto no es beneficioso ni sano para tus miembros, porque no están recibiendo todo el apoyo que podrías brindarles como cooperativa.


¿Cuáles han sido los principales retos a los que se ha enfrentado la ACI?

En mi opinión, uno de los grandes retos de la ACI siempre ha sido poder llegar a las cooperativas individuales. Hay muchas cooperativas individuales que ni siquiera saben de la existencia de la ACI, y esto no nos ayuda a crecer juntos. Los organismos federativos que son miembros de la ACI deben hacer llegar este mensaje a sus miembros, y apoyar al máximo la participación en la ACI. Por tanto, creo que hay que seguir trabajando para decidir cómo darnos difusión por vías que no se hayan utilizado antes. También pienso que una de las lecciones de la pandemia de 2020 es que trabajando virtualmente conseguimos que participen más personas. Esto es muy positivo para la ACI y para el movimiento cooperativo global.


¿Cuál es su historia favorita de la ACI?

Tuve el privilegio de conocer muy bien al ya difunto Ivano Barberini (1939-2013), presidente de la ACI (DATES). Una de las anécdotas que recuerdo de esa relación es el título de su autobiografía, El vuelo del abejorro. La broma está en que los abejorros no deberían poder volar. Ni siquiera debería ser posible que se despegasen del suelo, dada la relación entre el tamaño de sus alas y el de su cuerpo. Barberini lo usa como metáfora de las cooperativas, y del hecho de que, en muchos aspectos, se trata de un modelo raro porque su proceso de toma de decisiones implica a muchas personas. Cuantas más personas participan, más se tarda en tomar una decisión eficiente. Sin embargo, cuando lo consigues, eres como el abejorro que vuela. He comprobado que esto sucede de forma sistemática en los sectores, regiones y a nivel mundial; es necesario ser una empresa inclusiva y participativa. Una vez finalizado este proceso, cuando todos están juntos, uno puede avanzar rápidamente para alcanzar los resultados deseados. Tuve el honor de participar en la creación de la primera cooperativa eléctrica del estado de Hawái, en la isla de Kauai. Hicieron falta cuatro años y varios comienzos en falso. Algunos ciudadanos de la isla adquirieron los activos de una compañía eléctrica propiedad de un inversor y decidieron crear una cooperativa. Gran idea. Tres años después lo conseguimos, pero hizo falta dedicar mucho esfuerzo para educar a los ciudadanos de la isla de Hawái. Algunos eran totalmente escépticos. A otros les preocupaba tener problemas si el servicio eléctrico o la cooperativa fallaban, porque ellos 8c145bserían propietarios. Tuvimos que explicarles muchas cosas sobre propiedad, miembros, la naturaleza del capital de patrocinio, la cuestión de si un consejo de administración puede ejercer la dirección, o si un consejo local de administración puede dirigir con éxito una organización eléctrica, un servicio eléctrico. También me enorgullece decir que estamos entre las mejores cooperativas energéticas del mundo, y que avanzamos muy deprisa hacia un 100 % de energía renovable en la isla de Kauai


¿Qué espera ver en el 33º Congreso Cooperativo Internacional? 

Lo que me gustaría ver en el congreso es una aceptación auténtic.a y sólida de la Declaración de Identidad Cooperativa, no desde un punto de vista filosófico, sino práctico. ¿Qué significa para mí como cooperativista, qué implica para mi organización? ¿Qué conlleva para las cooperativas de mi país que adoptemos plenamente los principios y valores, así como la definición única de lo que somos como cooperativa para poder alcanzarlos? Esperamos contar con unos ponentes y mesas redondas interesantes, para que los participantes del congreso vuelvan a casa con planes renovados, con ideas específicas sobre cómo aplicar allí lo que han estado oyendo. Y espero que nuestra forma de organizarlo permita la máxima participación de los asistentes, para que sientan que han sido parte activa del proceso, discusiones e ideas que se generen en el congreso.


¿Cuál sería su mensaje para los posibles asistentes al congreso?

Inspírense para el futuro. Todos estamos atravesando un momento duro a raíz del aislamiento producido por la pandemia global. Necesitamos inspiración, esperanza, un nuevo nivel de energía, y el congreso nos lo dará. No importa si asisten de forma física o si participan en el programa virtual. Inspiración y esperanza.


¿Por qué cree que la empresa cooperativa funcionará en el futuro? ¿Por qué va a ser tan relevante para nuestra forma de resolver los problemas mundiales de la actualidad?

Creo que las cooperativas ofrecen la forma más eficiente de crear acción local sostenible para la calidad de vida de las personas a las que atienden en cualquier parte. Es más importante que nunca entender el eslogan “piensa a nivel global, actúa a nivel local”. Darnos cuenta de que la acción local es la vía para resolver los problemas del mundo. No se resuelven simplemente con políticas nacionales o internacionales. Solo las acciones de los seres humanos pueden hacer que las cosas cambien a mejor.


¿Qué puede hacer la próxima generación para que el movimiento cooperativo siga avanzando en el futuro?

Lo que observo en la próxima generación de cooperativistas es que entienden el enfoque cooperativo como algo que se ajusta muy bien a sus propios valores y objetivos. Están viendo cómo las instituciones les fallan. En las instituciones gubernamentales y en las empresas ven grandes barreras para logar la calidad de vida que para algunos es tal vez insuperable. En el enfoque cooperativo encuentran la respuesta, al ser un mecanismo que les permite influir en el cambio de una manera positiva y sostenible para mejorar sus vidas de una forma que les concierne y que no ocurriría de otra manera.


¿Le han inspirado en algún momento las nuevas generaciones? ¿Tiene esperanza?

Todos los que estamos en el otro extremo de la brecha generacional sentimos inspiración o frustración. Esto, en mi opinión, es algo bueno, porque significa que los jóvenes nos presionan para que seamos mejores, hagamos un mejor trabajo y logremos más cosas como líderes cooperativos. Y nosotros también les necesitamos dentro del marco de liderazgo.